![]()
Número 9 Madrid, 14 de junio de 1994 LA ESQUINA DE LA
Hanna Kim
EVACUACIÓN RAMPANTEContinúa el derroche de evacuación de Ariel y Kiryat Arba. Unas 100 familias de Maalé Efraim (Valle del Jordán) han pedido también la evacuación. Pero lo más interesante es la historia de Rafiah-Yam.
La mayoría de los residentes de Rafiah-Yam, en la franja de Gaza, piden volver a la "línea verde". Hagar Biton dice que ya no puede seguir viviendo en esta situación anormal. "Nosotros vivimos en nuestras confortables casas con jardines, y ellos viven al lado en condiciones infrahumanas", dice. "Hay que dejarles a los de Gaza que estén a sus anchas, incluso si nosotros tenemos que marcharnos". Hoy quedan en Rafiah-Yam 23 familias.
Hace tres años el futuro parecía prometedor. Los habitantes de Rafiah-Yam, localidad establecida en 1984, dejaron entonces las casas prefabricadas para instalarse en unos chalés blancos. Pero un mes después del acuerdo de Oslo, una familia abandonó el lugar y dio la nueva pauta. Hoy por hoy -cuenta Biton- todos temen por los niños, que tienen que viajar al colegio, cada día durante una hora y media pasando por una carretera de circunvalación, escoltados por vehículos militares y soldados. "Cada día envío a mis hijos al combate" dice.
Rafiah-Yam es una metáfora de lo que esta sucediendo en Gush Katif (el conjunto de asentamientos del sur de la Franja de Gaza)".
Tras el acuerdo de Oslo, un 40% de los vecinos solicitaron su evacuación. Hoy, según estimaciones aproximadas del Ministerio de la Vivienda, se trata de más del 60%. "Pienso que se trata de mucho más" afirma Biton. "Algunos vecinos de Gush Katif temen la reacción de los alcaldes. Les gustaría que el gobierno les abra un camino de huida con salida honorable". Biton quiere volver al Kibúts Yiftah, donde nació. [Haaretz, 29 abr. 1994].
UNA PERIODISTA ISRAELÍ EN EL
Sari Rauber
PARLAMENTO DE PAKISTÁNCuando aterricé en el aeropuerto de Islamabad, ya me estaba esperando un coche oficial con chófer y acompañante. Este era el encargado de relaciones públicas del Parlamento y me pidió que adelante la entrevista para las nueve, manifestando su deseo de reunirse conmigo para instruirme antes de mi encuentro con el Presidente del Parlamento. Le sugerí que viniese al hotel por la mañana a tomar un café. Se presentó a las ocho y cuarto con otra persona; ambos pertenecían al Departamento de Relaciones Públicas del Parlamento.
Para mi sorpresa, iniciaron la conversación con cánticos de alabanza a Israel, haciendo quedar clara su satisfacción por mi visita e indicando que ambos, personalmente, deseaban promover las relaciones diplomáticas normales entre Pakistán e Israel. Después de una breve charla, salimos rumbo al Parlamento.
Ayub Jan me esperaba en su gigantesco despacho. Tardé un largo minuto en reponerme. Es un hombre impresionantemente encantador y carismático; alto, de buen parecer y de aspecto noble. Llevaba puesto el tradicional atuendo de kamiz sharwal, pantalones abombados y una larga túnica de seda blanca. En la muñeca lucía un enorme Rólex de oro incrustado de diamantes y en el dedo llevaba un anillo con un diamante gigantesco.
Sus asistentes nos sirvieron café con pastas y decidí lanzarme con una pregunta directa: "¿Su Gobierno piensa establecer relaciones diplomáticas con Israel?" Ayub Jan comenzó un extenso monólogo: "Nunca nos formulamos la idea de que se formara un Estado sionista. Nosotros no reconocemos la existencia del Estado de Israel, aunque jamás tuvimos nada en contra de los judíos. Existen "Hijos de Israel" [judíos oriundos de la India] aquí y en Afganistán, y los hubo en el pasado. Con nosotros conviven varias familias de "Hijos de Israel" y el nombre Israel se usa muy frecuentemente aquí".
"Siempre apoyamos a nuestros hermanos musulmanes. Nos opusimos a la formación del Estado de Israel que, según nuestra opinión, fue establecido de una manera artificial. Hemos ayudado a los ejércitos árabes en la guerra del 48 y hemos asesorado a las fuerzas aéreas árabes. También en la guerra del 73 luchamos contra vosotros. En la actualidad seguimos entrenando a oficiales libios e iraníes".
Hasta aquí, el discurso oficial. Pasada una media hora, después de haber tomado el café amenizado con una charla más trivial, se distendió el ambiente y, por lo visto, Ayub Jan tuvo la necesidad de explicar la hostilidad que demuestra Pakistán hacia Israel: "Los líderes no pueden adoptar decisiones que sean incomprensibles para la gente de la calle y del mercado". A esto le siguió una extensa descripción de la situación pakistaní en el escenario internacional, de la decepción que les causa Estados Unidos y de la importancia que tienen para su país las relaciones con los saudíes.
A pesar del frío tono con el que se referían a Israel, mis amigos pakistaníes estaban muy emocionados con el mero hecho del encuentro y me indicaron que el que Ayub Jan hubiese aceptado el encuentro, y la consiguiente publicación del acontecimiento en el diario Maariv, prueba que parte del gobierno entiende la necesidad de establecer relaciones con Israel.
La segunda noche de mi estancia en Islamabad, tras la entrevista con el Presidente del Parlamento, llegaron tres de los asesores de Ayub Jan a conversar conmigo. Bebimos Coca Cola (tienen prohibido tomar bebidas alcohólicas) y yo les escuché. Los tres insistieron en el interés por las relaciones con Israel y me propusieron que "plante" un corresponsal extranjero "para que comience a preparar la opinión pública mediante artículos pro-israelíes".
Al día siguiente, los tres volvieron a visitarme en el hotel, trayendo esta vez fotografías de la reunión con el Presidente del Parlamento. Ellos, junto con un grupo de hombres, se sentaron alrededor de una mesa en el restaurante de mi hotel, mientras que yo ocupaba una mesa solitaria. De pronto se acercaron los tres asesores a mi mesa y, de pie ante mí, declamaron en voz muy alta: "Somos partidarios de las relaciones diplomáticas con Israel; somos amigos de Israel". Si había alguien en el hotel que aún no sabía que yo era israelí, a partir de ese momento ya lo tenía claro.
Fui invitada a la residencia de uno de los ministros, un conocido mío de hace veinte años. Es una persona que siempre manifestó su simpatía por Israel, y me dijo, no para ser citado, que había llegado el momento "de hacer algo". Le resultaba complicado actuar desde su posición oficial, pero me preguntó si podría ayudarle cuando llegue el momento oportuno.
En esta visita que le hice, me comentó que la primera persona que había intentado insinuar la posibilidad de establecer relaciones diplomáticas entre Pakistán e Israel había sido la Embajadora pakistaní en Washington, Abida Hussein, esposa del Ministro de Educación del Gobierno que había sido destituido la semana anterior. Hace cerca de un año, al hacerse pública la noticia del establecimiento de relaciones diplomáticas entre la India e Israel, un periodista le preguntó: "¿Y qué ocurre en torno a vuestras relaciones con Israel?" La Embajadora le respondió: "En la medida en que las Conversaciones de Paz se desarrollen con éxito, no hay ninguna razón por la que no establezcamos, nosotros también, relaciones con Israel".
Este pronunciamiento le costó una serie de críticas severas por parte de su país; hubo quien habló de su destitución alegando que no estaba capacitada para el cargo de mbajadora, y que estaba en plena campaña personal para ser nombrada mi-nistra. Se la acusó de estar dedicada a los asuntos de su esposo, así como de no contar con las relaciones adecuadas con la nueva administración en Washington. Hu-ssein regresó a Islamabad, y en una entrevista se manifestó así: "En Estados Unidos viven seis millones de judíos que ejercen una gran influencia en la vida política, en las comunicaciones y en la economía del país. Las relaciones entre Israel y la India están en pleno apogeo mientras que nosotros quedamos excluidos. Pakistán corre el inminente riesgo de la influencia indo-israelí sobre la Casa Blanca". Esta entrevista fue publicada bajo el título "La Casa Blanca en las tenacillas indo-israelíes".
Son muchos los pakistaníes que comparten las ideas de la embajadora, pero temen que la manifestación de sus ideas atraiga los ataques de sus adversarios políticos.
En mis contactos con intelectuales pakistaníes noté su interés y simpatía por Israel. Me encontré con Nagma Jan, jefa del Departamento Francés del Instituto de Lenguas Modernas, en un congreso que se celebraba en mi hotel. Me presenté y pedí conversar con ella. "Aquí existe una ignorancia total en lo que respecta a Israel", me dijo. "Una vez quise viajar a su país pero me lo prohibieron. No se puede amar lo desconocido, pero tengo muchos deseos de conocer Israel. Por favor, envíeme libros y material de lectura sobre su país". [Maariv 30 abr. 1993].
ADIÓS A OSLO
Uzi BenzimánEn los gabinetes influyentes de Jerusalén está tomando forma un estado de ánimo interesante respeto al acuerdo de Oslo. Se pueden notar los murmullos de una despedida. Por ahora, la nueva tendencia es latente, nadie la confesará en público, pero afecta a más de una persona. Se la puede localizar en centros de poder, en el Ministerio de Asuntos Exteriores y en cierta medida también en la cúpula del ejército. Todavía no se manifiesta en el gabinete del Primer Ministro, pero cabría destacar que, según la experiencia acumulada, una fermentación en Exteriores termina por salpicar a Isaac Rabin.
Tsahal (Fuerzas de Defensa de Israel) y Exteriores tienden a saltarse la agenda prevista en Oslo y pasar directamente a las negociaciones del estatuto permanente, una vez firmado el acuerdo sobre Gaza y Jericó. Prevalece la opinión de que la adhesión a las fases fijadas en los acuerdos generaría un largo período de terrorismo y esta posibilidad tiene que ser re-ducida al mínimo. Está claro según previsiones que cuando la OLP asuma la responsabilidad de Gaza y Jericó, hará todo lo posible para evitar atentados en estas zonas así como en los enclaves judíos que queden bajo su control. Por otra parte, también está claro que el terrorismo continuará en toda Cisjordania y dentro de Israel, y que la OLP no se des-virtuará para impedirlo. Desde el punto de vista de Arafat, la continuación del terrorismo anima a Israel a hacer concesiones y convierte la ocupación en insoportable.
En base a este análisis, altos cargos en Exteriores y en Tsahal prefieren no empezar la negociación sobre la aplicación de la autonomía en Cisjordania y atacar inmediatamente la cuestión del estatuto permanente. También se perfila una alternativa más moderada: no declarar oficialmente la cancelación de la fase transitoria sino incluir en ella elementos del acuerdo definitivo. [Haaretz, 29 abr. 1994].
La Embajada de Israel en Madrid no comparte necesariamente las opiniones de los artículos publicados.