El silencio de Mary Robinson
por Zeev Shif
El 12 de noviembre, cuando la intifada ya estaba en su apogeo, vino la visita oficial a Israel y los territorios palestinos la alta comisionada de la ONU para los derechos humanos, Mary Robinson. Robinson era ya conocida porque había ejercido en el pasado la presedencia de la Republica de Irlanda. Tanto por su cargo en la ONU como por otras razonesm se había creado fama de anti-Israeli. Esto no afectó su visita, pues sus anfitriones en Israel decidieron darle el tratamiento adecuado. Pero aquel mismo día ocurrió un acontecimiento excepcional.Cuando Robinson visitaba la zona de Hebrón y Kiriat Arba, le propusieron sus acompañantes visitar Tel Romeida. La cometiva de seguridad estaba constituida por el personal de la fuerza de observadores de la ONU en la zona (la fuerza TIPH). Por el camino se efectuaron disparos contra la caravana de coches. Una bala indicadora alcanzó el coche de la comitiva de Robinson. Inmediatamente se produjo la acusación de que los disparos eran israelíes, aparantemente de colonos, que intentaban atacar una invitada honorable. Arafat, que la recibió, se apresuró a ofrecerle el coche blindado que usa él para protegerse de los israelíes. La invitada, con su silencio, apoyó la acusación contra Israel.
Los restos de la bala que alcanzó el coche de la ONU se extrajeron de él y se enviaron para su investigación. Esta la han hecho, para la mayor ironía, los expertos de balística de la policia de Dinamarca. Ultimamente, se han publicado, en el informe periódico de la ONU, los resultados de la investigación danesa, que muestran que la bala que alcanzó el coche fue disparada por un Kalishnikov AK-47. Es este un tipo de armas del que están previstos los palestinos, incluidos los hombres de las fuerzas de Seguridad, y no es utilizado por el Ejeército israelí ni por los colonos. En favor de los hombres de TIPH hay que decir que no conformaron con la investigación balística. Sus hombres en la zona hicieron una reconstrucción de de los hechos en el lugar del tiroteo con los expertos daneses. Los hallazgos de la reconstrucción demostraron (cita el informe de la ONU) que "el origen del tiroteo se había establecido con claridad en una casa perteniciente a la zona H-1, al norte de Bab al-Zawiya". H-1, como se recordará, es la zona que se encuentra bajo el mando palestino en Hebrón. De todo esto era necesario deducir que los disparos eran palestinos.
De todo modo casi ha concluido el asunto. Solo falta un detalle, una declaración para ser más preciso, una disculpa sobre la acusación que se vertió sobre Israel, por parte de Robinson. Etso no ha sucedido. Hay que esperar que los asuntos internacionales en el ámbito de los derechos humanos los lleve con mayor veracidad y objetividad. Ni valor ni honradez ha mostrado en este asunto.
La verdad sobre este caso la han descubierto los expertos en balística de Dinamarca precisamente en el momento en el que se está organizando allí una campaña de calumnias contra quien estaba destinado a ser nombrado embajador de Israel en Copenhague, Carmi Guilon. Dinamarca es un estado que se ha jacteado todo lo bueno, no tiene una minoría que pretende cambiar su aspecto y nunca ha sufrido actos terroristas. Incluso la época nazi la pasó sin mella sustancial.
Lo que molesta en Dinamarca es que la izquierda radical ha conseguido extraer del almacén nacional sentimientos antisemitas. Es posible que para Dinamarca sea más adecuada la amistad de hombres como Pol Pot, venerado allí por la izquierda radical. La verdad es que no es a Guilon a quien buscan, sino a Israel. Guilon, que nunca ha exigido la realización de torturas, aunque así se escriba en la prensa danesa, es demasiado bueno para Dinamarca. Como israelí sacrifica mucho por no renunciar al nombramiento. Todo esto para que no lleguemos a la situación en la que no se envie en absoluto un embajador a Dinamarca, como ya han propuesto varios miembros del Parlamento israelí. Después de todo hay que suponer que en Dinamarca hay también hombres buenos y lógicos y no solo hipócritas que avergüenzan su pasado.