25 de octubre 2000
EL SACRIFICIO PALESTINO DE LOS NIÑOS

 
 

Prof. Gerald M. Steinberg
Director del Programa para la Resolución
 y Negociación de Conflictos
Ciencias Políticas, Universidad Bar Ilan
 

Según los palestinos, han resultado muertos más de cuarenta niños desde que comenzaron las olas de violencia y enfrentamientos a finales de septiembre. Han resultado muertos en primera línea, proporcionando un escudo a las milicias palestinas armadas con ametralladoras entre otras armas que pretendían avasallar los puestos de guardia israelíes aislados. Los soldados israelíes, superados en gran número por los palestinos, que defienden a los civiles que se encuentran tras estos puestos, no pueden ver a los niños a través de pequeñas rendijas y aberturas (como fue claramente el caso en el cruce de Netzarim en Gaza). Las trágicas imágenes de estas jóvenes víctimas proporcionan una propaganda de primer orden contra Israel.

En una entrevista realizada por periodistas tras estas tragedias, algunos padres de estas jóvenes víctimas se referían a sus hijos como 'shahids' (mártires), cuyas vidas fueron dadas de voluntariamente y con orgullo por la causa palestina luchando contra el odiado enemigo sionista. En una escena increíblemente escandalosa, una madre se vanagloriaba de que había concebido a su hijo precisamente con este propósito y el padre reclamaba con orgullo el mérito que se le debía por haber entrenado a su hijo. (Los padres recibirán asimismo una significativa 'recompensa' financiera de parte de la Autoridad Palestina.)

Para un pueblo que cuenta con Abraham (Ibrahim) entre sus ancestros, este sacrificio de niños voluntario viola los principios fundamentales de la moral y de la ética. El mensaje que se desprende del hecho de que Abraham no sacrificara a su hijo Isaac fue y sigue siendo ante todo la absoluta repulsa de tales prácticas. Esta prohibición para los hijos de Abraham, judíos y más tarde cristianos y musulmanes, representa un marcado contraste con el paganismo e idolatría de la época, y aparentemente sigue existiendo en algunas culturas. El sacrificio de los niños era la mayor expresión de la idolatría y constituye la base del mensaje bíblico primordial que prohibe todo contacto con o tolerancia de tales prácticas. Que los líderes palestinos puedan fomentar tal comportamiento como parte de su campaña política y militar contra Israel, o con cualquier otro propósito, está más allá de todo entendimiento o explicación.

Tras haberse tragado inicialmente esta propaganda palestina, las fuerzas morales del mundo están empezando a enfrentarse a esta terrible realidad. La Reina Silvia de Suecia ha sido una de las primeras voces de la conciencia fuera de Israel que ha suscitado esta cuestión. En una reunión de la Fundación Mundial de la Infancia que se celebró en las Naciones Unidas, criticó severamente a los padres palestinos por explotar a sus hijos de esta manera. 'Como madre, esto me preocupa enormemente. Me gustaría decirles que abandonaran esta práctica. Esto es muy peligroso. Los niños no deberían tomar parte.' Mientras los líderes palestinos continuaban cínicamente con sus esfuerzos políticos por aislar a Israel en una reunión especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas, la Reina de Suecia ubicaba la responsabilidad exactamente en su lugar declarando: 'Los líderes palestinos los están explotando y arriesgando sus vidas en una lucha política'.

La Reina Silvia no es la única voz que se ha alzado contra esta práctica. Algunos periodistas han empezado a plantear preguntas difíciles a los portavoces palestinos omnipresentes en los programas de entrevistas y artículos periodísticos. Por supuesto, no hay respuestas aceptables y las propias preguntas, así como el evidente malestar de los palestinos, hablan por sí solos. El envío de niños a primera línea, en una guerra brutal que no tiene propósito ni justificación, perseguirá a la sociedad palestina durante generaciones.

De hecho, también hay un número creciente de palestinos que están molestos por el elevado precio de las aventuras de Arafat y más concretamente por la cínica explotación de sus hijos. Mientras son enterradas estas jóvenes víctimas y la guerra sigue produciendo sufrimiento, primordialmente para los propios palestinos, la promesa del martirio parece menos atractiva. De pronto, el juego de provocar a los soldados israelíes y jugar delante de las cámaras de noticias mientras los palestinos armados disparan desde detrás se ha convertido en un juego mortal.

Con el tiempo, suficientes de entre estos padres, y los propios niños, pondrán punto final a los sacrificios de la guerra de Arafat. Necesitarán del apoyo de muchos otros padres y voces morales alrededor del mundo entero. En lugar de investigar las acusaciones políticas de violaciones israelíes de los derechos humanos, Mary Robinson, la comisaria responsable de los derechos humanos en las Naciones Unidas puede salvar las vidas de los niños palestinos siguiendo el ejemplo de la Reina Silvia. El Comité Internacional para la Defensa del Niño (DCI), con sede en Ginebra, también tiene un importante papel que desempeñar. La delegación palestina del DCI, financiado por donaciones cuyo fin es proteger a los niños, utiliza dichos fondos en ataques propagandísticos contra Israel haciendo caso omiso de la explotación de que son objeto estos niños por parte de los líderes palestinos. En una reciente conferencia sobre los peligros de las minas antipersona que se celebró en Ginebra, los miembros palestinos del DCI estaban demasiado ocupados distribuyendo denuncias contra Israel para debatir los medios de cooperación para proteger a los niños de estos peligros.

Cuando Yassir Arafat fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz, no fue premiado por enviar niños al sacrificio como parte de una guerra más amplia de terrorismo y brutalidad contra Israel. Si le retirase este galardón, el comité del premio noruego invertiría una parte del daño que causó al concedérselo y enviaría un convincente mensaje en apoyo de la moralidad humana fundamental. Con ello también ayudaría a salvar la vida de niños palestinos.
 

25 de octubre de 2000