Terrorismo es terrorismo ABC, 13 de septiembre de 2001
Herzl Inbar
Embajador de Israel
Las llamas en Nueva York y Washington aún no han sido apagadas, y toda especulación sobre las consecuencias y proyecciones del ataque terrorista más cruel de la historia resultaría prematura.
En el fragor de la tragedia y de la batalla contra el terrorismo que adquiere visos diferentes desde ahora en adelante, pueden detectarse destellos de consuelo: los gobiernos del mundo libre y democrático han comprendido desde un primer instante que el atentado fue perpetrado y dirigido contra el sistema y valores que todos compartimos, y que en presencia de una acción diabólica, que requiere preparación, información, comunicaciones, financiación y coordinación, la respuesta no puede ser otra que la unión de esfuerzos de todos los países amantes de la paz para combatir el terrorismo sistemáticamente y con determinación. El mundo libre no solamente tiene los recursos necesarios sino que de su lado están la razón y la justicia.
La enormidad del horrendo crimen trasciende esquemas y posiciones conocidas y trilladas.
El intento de �comprender� las causas y relacionarlas, entre otras, con tal o cual política de Israel o de Estados Unidos o cualquier otro país, responde precisamente a esquemas y actitudes que ignoran la monstruosidad del atentado y la magnitud de sus consecuencias.
Terrorismo es terrorismo. Combatirlo requiere actitudes firmes, coordinadas y sobre todo, una profunda convicción de que el terrorismo constituye una amenaza contra toda la Humanidad.
Más allá de las consideraciones políticas y estratégicas, sentimos en estas circunstancias una profunda solidaridad con el pueblo de los Estados Unidos y con los familiares de las víctimas, y abrigamos la absoluta convicción que sabrá sobreponerse, como lo hizo en otros momentos trágicos de su historia, a la horrible tragedia.