El plan saudí y la seguridad de Israel El Semanal Digital, marzo 2002
David Saranga
Agregado de Prensa
Embajada de Israel
Las últimas declaraciones del Príncipe Heredero saudí fueron recogidas con mucho interés en Israel. La iniciativa saudí, aunque no contiene elementos nuevos, podría transformarse en unas salida a la situación actual, pero no puede cambiar las resoluciones 242 y 338 de la ONU que son la base de las negociaciones entre Israel y el mundo árabe; resoluciones que la comunidad internacional y las partes en conflicto aceptaron como base para la conferencia de Madrid en 1991.
Las resoluciones 242 y 338 hablan sobre la retirada de Israel de territorios ocupados. Pero también mencionan que Israel tiene derecho a fronteras seguras (fronteras que puedan ser defendidas), lo que constituye la base para negociar cualquier cesión de territorios estratégicos. Hoy, cuando países hostiles a Israel, como Irán e Irak, disponen de misiles capaces de alcanzar cualquier ciudad de Israel, y están desarrollando armas atómicas y biológicas, no podemos aceptar las fronteras de 1967 sin modificaciones.
Arabia Saudí todavía no ha presentado su plan. Lo único que sabemos es lo que dijo el Príncipe a Thomas Friedman en la entrevista publicada en The New York Times. Hay que ver si esta nueva propuesta es de verdad una iniciativa para encontrar una solución al conflicto árabe-israelí, o si solo es una declaración más del mundo árabe encaminada a imponer los resultados de la negociación antes de que empiece el dialogo. Un plan similar fue presentado en 1981 por Arabia Saudí. Aquel plan no tuvo ninguna aceptación en Israel ni en la comunidad internacional porque no hablaba del reconocimiento de Israel de parte de los países árabes sino del derecho de todos los países de la región a vivir en paz. Esta nueva iniciativa sí habla explícitamente sobre reconocimiento, lo que implica el establecimiento de relaciones diplomáticas plenas entre cada uno de los países árabes e Israel.
Hasta ahora, el Príncipe Heredero no ha mencionado el asunto del derecho al retorno de los refugiados palestinos, que es el gran obstáculo para alcanzar cualquier acuerdo. En las negociaciones de Camp David entre Israel y los palestinos, Arafat reclamó el derecho al retorno de los refugiados al Estado de Israel (entre 2 y 4 millones de refugiados). Israel afirmó que no está en contra del retorno de los refugiados al futuro estado palestino, pero no puede aceptar el retorno al Estado de Israel porque esto sería cambiar la identidad del estado.
Todavía no conocemos las propuestas del plan saudí sobre Jerusalén en general y sobre Jerusalén este y los santos lugares en particular. Para Israel, que nunca ha tenido reivindicaciones sobre los lugares santos de los musulmanes, Jerusalén es la primera y la única ciudad sagrada, lo que significa que los lugares santos judíos deben quedar bajo soberanía israelí, y que los israelíes puedan circular libremente por toda la ciudad.
De todas maneras, aunque el plan saudí podría transformarse en una salida de la crisis actual de terrorismo y violencia palestina que está padeciendo Israel, no hay que olvidar que lo primero que hay que hacer es aplicar los informes de Mitchell y Tenet que, como primera etapa, exigen poner fin al terrorismo y a la violencia, y un periodo de calma de 8 semanas antes de reanudar las negociaciones, seguido de medidas para crear confianza entre las partes. Estos informes fueron aceptados por todas las partes en el conflicto y también por parte de la comunidad internacional, Estados Unidos y la Unión Europea.
Hay que esperar que la iniciativa del Príncipe Heredero esté acompañada paralelamente con hechos por parte de Arabia Saudí, como poner fin al apoyo económico que da al grupo terrorista Hamas, del mismo modo que dejó de enviar fondos a Al Qaeda.
Hay voces en la prensa internacional que sostienen que el principal objetivo del Príncipe Heredero saudí es lavar la cara de su país ante la opinión pública de Estados Unidos, tras el 11 de septiembre. Otros dicen que Arabia Saudí teme que la violencia palestina pueda influir negativamente en la estabilidad de su régimen, y que ésta sea la razón de esta iniciativa diplomática. En cualquier caso, Israel ha recibido el plan saudí en serio y su gobierno ha declarado que esta dispuesto a que representantes de los dos países se entrevisten para estudiarlo. El gobierno israelí está abierto a conversaciones en base a cualquier plan de paz, siempre y cuando no se pretenda imponer la solución deseada por una de las partes como condición previa a la negociación.