Arqueología
en Israel en 1995

Ronny Reich

El mundo occidental probablemente señalará en el año 2000 el comienzo de una nueva era. Los arqueólogos, para quienes el tiempo constituye la materia prima que manejan en sus excavaciones e investigaciones sabrán con certeza que sólo el 1 de enero de 2001 se iniciará el siglo xxi. En esa fecha se cumplirán unos ciento cincuenta años desde que el francés F. de Saulcy empezó sus excavaciones en la cueva de sepulturas jerosolimitanas denominadas "Las Tumbas de los Reyes". Entonces se cumplirán también 110 años de investigación arqueológica —conforme a cartabones científicos— transcurridos desde las excavaciones realizadas por el botánico Flinders-Petrie en El el-Jasi, junto a Kiryat Gat. A partir de esa fecha la arqueología en el país de Israel recorrió un largo trecho. Nos proponemos destacar ahora varias características que distinguen la actividad arqueológica israelí en dicho período, características que seguramente habrán de acompañarla también en su marcha al encuentro del siglo xxi.

El rasgo particular de la actividad arqueológica en Israel, que la distingue de tareas similares en otras partes, proviene en primer término de la historia de la región que es la "Media Luna Fértil", donde el estado de Israel ocupa un lugar central y por lo tanto ha sido siempre tierra de tránsito para guerreros, nómadas, mercaderes y emigraciones de pueblos. Todas las grandes potencias de la antigüedad pasaron por el país de Israel o incluso la ocuparon, entre ellas los canaaneos, israelitas, asirios, babilonios, persas, griegos, romanos, árabes, cruzados y otomanos. Más aún: en el pasado lejano, el territorio donde hoy se encuentra el estado de Israel, fue escenario de acontecimientos que le confirieron el derecho a ser llamado la "Tierra Santa"; junto con la antigua Grecia, se la puede ver como la "cuna de la cultura occidental". Y fue precisamente este hecho el que atrajo a los primeros estudiosos, en su mayoría creyentes cristianos del siglo xix, a realizar sus investigaciones directamente en los lugares donde actuó Jesucristo hace dos milenios.

A diferencia de lo que sucede con arqueólogos de otros países, existe desde ese tiempo en Israel un vínculo directo y estrecho entre los arqueólogos judíos y los restos del pasado remoto, de los días del Primer templo y del Segundo, o de las épocas de la Mishná y del Talmud que desentierran. Cabe señalar que la interpretación de los restos de esos períodos se hace no sólo en base a conocimientos previos de la historia de la región, sino también en base a conocimientos previos, internos, de los principios de la religión y culturas judías, así como de la lengua hebrea.

La intensiva actividad a lo largo de los períodos prehistóricos e históricos, por una parte, y el hecho de que nos referimos a una tierra de superficie muy reducida, hacen que el país de Israel sea relativamente la región más saturada de lugares antiguos en el mundo entero. En la base de datos informatizada de la Dirección de Antigüedades, ya han sido registrados casi 14.000 de esos lugares. Frente a semejante densidad excepcional de lugares de interés arqueológico en Israel, cabe señalar que el país atraviesa ahora por un período de desarrollo sumamente acelerado. Aunque el desarrollo es un fenómeno provechoso, conlleva sin embargo defectos evidentes. Los encargados de velar por la calidad del ambiente pedirán sin duda la preservación de toda fracción de tierra virgen, con su flora y fauna originales. De igual manera, los arqueólogos se mantienen en guardia. El desarrollo del país constituye un verdadero peligro para los lugares de interés antiguo pues cualquier daño que se les cause, aunque sea involuntario, implica un perjuicio irreparable (a diferencia, por ejemplo, del incendio de un bosque como el que se produjo en el Carmelo en 1989, cuyos daños podrán ser resarcidos por los propios animales y vegetales si se les provee de condiciones apropiadas).

Un examen de los datos informatizados por la Dirección de Antigüe dades revela que en el lapso transcurrido desde las excavaciones pioneras efectu adas por de Saulcy, se llevaron a cabo en el país de Israel (incluidos la península del Sinaí, la franja de Gaza y Cisjordania) aproximadamente 6.000 excavaciones y estudios arqueológicos de diverso tipo y alcance. En el estado de Israel se realizan 300 excavaciones e investigaciones arqueológicas por año. Actualmente, por lo tanto, es el país que cuenta con los estudios arqueológicos más intensivos en el mundo entero. Sólo una pequeña parte de las excavaciones y estudios son emprendidos por iniciativa científica de los expertos del Departamento de Antigüedades de Israel e incluso por investigadores del exterior. Un número considerable de las mismas son "excavaciones de salvación", vale decir realizadas conforme a estrictos criterios científicos en lugares donde el desarrollo afectó lugares antiguos por casualidad o donde el desarrollo programado puede causar daños y es indispensable "salvar" una parte de los testimonios arqueológicos que encierran. En los últimos años se agregó una categoría adicional, la excavación arqueológica con fines de desarrollo turístico. En lugares donde las ruinas y restos son valorados como de interés especial para el público, se destinan asignaciones estatales a los investigadores, tanto para llevar a cabo los estudios pertinentes, como para poner al descubierto un lugar de valor histórico en el cual se adoptan medidas de conservación y se lo acondiciona para las visitas del público. De este tipo son las excavaciones que se realizan en los últimos años en Bet Sheán, Cesárea, Bet Guvrín, Hatsevá y Banias. En dichos lugares la excavación arqueológica y las obras de conservación resuelven no pocos problemas locales de desocupación.

Una mirada al siglo xxi requiere respuestas a problemas futuros, soluciones que sean el fruto de desarrollo y planificación. En diferentes ciencias, en especial las ciencias aplicadas (tales como la química, la informática o la medicina) se puede encauzar la investigación hacia la solución de problemas que figuran hoy en el orden del día científico y público. A diferencia de lo que sucede en otras ciencias, se tropieza con muchas dificultades cuando se quiere encauzar el examen arqueológico hacia una solución de los problemas que puedan plantearse durante la investigación, pues no es posible prever en qué lugar ni en qué punto se hallaran los objetos antiguos que brindarán datos adicionales para dilucidar cuestiones de importancia vital. Aún no se ha resuelto de un modo aceptable, por ejemplo, la cuestión de los sellos reales del Reino de Judá en las postrimerías del siglo viii aec. La identidad de tres de los cuatro países que llevan impresos se conoce. Pero, mientras el cuarto, que lleva la misteriosa señal de MMSHT, siga constituyendo una incógnita, el arqueólogo deberá esperar pacientemente el descubrimiento de nuevos datos, que algún día quizá se revelen por casualidad.

Con el correr de los años se aclaró la continuidad cronológica en períodos históricos y en cierta medida, asimismo, en períodos prehistóricos. En cuanto a los períodos históricos, puede afirmarse con bastante certeza que las diferentes épocas y culturas que abarcan son conocidos, así como también las fechas, y que al respecto no hay espacios vacíos en el mapa de conocimientos. Es difícil suponer que en Israel, en lo que se refiere a los 5.000 ó 6.000 últimos años, podrá revelarse un período, una cultura, época o una población cuyos detalles sean totalmente nuevos para la ciencia. Esto no significa que ya no queda nada por hacer. El esfuerzo se invierte para incrementar la colección de datos relativos a cada cultura, época o población. Además, el esfuerzo principal tiene por objeto el refinamiento de la precisión en cuanto a las fechas de tal o cual período o de uno u otro evento, de una mayor comprensión de datos ya revelados. Por ello, uno de los rasgos que distinguen a la investigación arqueológica en las últimas décadas, es la tendencia a excavar nuevamente los lugares ya excavados en el pasado con el objeto de comprender mejor los datos revelados por los arqueólogos en las postrimerías del siglo pasado y a comienzos del siglo actual. Hoy vuelven a ser excavados sitios donde se levantaban las ciudades bíblicas de Lahish, Meguidó, Bet Sheán o Hatsor. Es de suponer que la misma tendencia prevalecerá en el futuro.

Sólo en 1913 llevó a cabo su primera excavación un arqueólogo judío, financiado por un filántropo judío, en un lugar eminentemente judío. Se trató del judeofrancés Raymond Weill, que efectuó sus trabajos con el apoyo económico del Barón de Rothschild, en la "Ciudad de David" de Jerusalén.

Se suele pedir a los arqueólogos que exhiban su hallazgo más "importante", o que se refieran al descubrimiento que a su juicio es el más significativo llevado a cabo en nuestra región. No existe, por supuesto, el criterio objetivo que ayude a determinarlo. "Importante", vaya el caso, puede ser un descubrimiento que llene una gran laguna en nuestro conocimiento. Así fue, por ejemplo, el descubrimiento perteneciente al período calcolítico, de la segunda mitad del cuarto milenio aec. El tesoro de utensilios de cobre y marfil hallado en la caverna del arroyo Mishmar en el Desierto de Judea, es el "diamante de la corona" de ese período. Pero el conocimiento exacto de la población que residía entonces en la zona, requiere aún estudio profundo, basado en cuantiosos datos adicionales.

Un gran incremento de conocimientos se produce, por lo general, con el descubrimiento de documentos escritos. Los del Wadi Dalia del siglo iv aec, o las cartas de Bar Kojbá del siglo ii ec, son colecciones de máxima importancia, ya que brindaron información sobre épocas casi desconocidas en las fuentes históricas. Creemos que no suscitará divergencias la afirmación de que el hallazgo de los Rollos del Mar Muerto en las cavernas de Jirbet Qumrán, junto al Mar Muerto, es el descubrimiento más importante que se haya hecho en el país de Israel. Repentinamente se enriquecieron en gran medida diversos campos de investigación, entre ellos la arqueología, los estudios bíblicos, la teología comparativa, la lengua hebrea, el arameo y la historia del cristianismo, que dieron considerables pasos hacia adelante. En el campo del descubrimiento de documentos escritos es factible que aún se revelen algunos muy ricos en contenido e información, tal como lo atestigua la inscripción del siglo ix aec que acaba de desenterrarse en Tel Dan, que menciona la "Casa de David", por primera vez fuera de la Biblia.

La excavación más grande llevada a cabo desde 1986, es la de Bet Sheán. Se han revelado partes considerables de la ciudad romana, que estuvo poblada también en el período bizantino y el árabe antiguo. Paralelamente, los arqueólogos volvieron a excavar en la antigua colina donde se levantaba la ciudad en la Edad de Bronce.

Una excavación de grandes dimensiones en la que toman parte varias delegaciones es la de Cesárea, junto al mar. El puerto y el anfiteatro herodianos son dos de los enormes monumentos que se ponen al descubierto en ese sitio.

En Banias, al pie del monte Hermón, se van revelando partes de la ciudad construida por Felipe, el hijo del rey Herodes. Entre las colinas de los tiempos bíblicos que están siendo excavadas en los últimos años, cabe recordar las renovadas excavaciones de Tel Hatsor, en la Alta Galilea, la de Tel Meguidó en el valle de Jezreel y la de Lahish y Tel Bet Shémesh, en la planicie costera. Otra gran excavación en la planicie costera es la que se lleva a cabo en Tel Maresha. Los hallazgos llenarán lagunas considerables en nuestros conocimientos relativos al período helénico.

En el Néguev cabe mencionar la excavación de Hatsevá. Se han descubierto restos de un poblado fortificado de fines de los días del Primer Templo y del período romano, que algunos identifican con la Tamar bíblica. Pueden señalarse también las ruinas de un espacio de culto edumeo, con abundantes objetos religiosos, que existían en ese lugar.

Entre las antiguas sinagogas judías merece recordarse la que se descubrió en Séforis, que se destaca por sus ricos pisos de mosaicos en los cuales abundan las inscripciones.

Entre las inscripciones descubiertas en los últimos años destacan los fragmentos mencionados de la estela desenterrada en Tel Dan: unas piedras de basalto con restos de inscripciones en arameo del siglo ix aec. Una de las inscripciones menciona al "Rey de Israel" y también la "Casa de David", refiriéndose a la dinastía real de Judá.

Por último, cabe evaluar la influencia que los cambios políticos que se operan en nuestra región habrán de ejercer sobre las actividades arqueológicas. La paz con Egipto suspendió las tareas llevadas a cabo durante 15 años en la península del Sinaí y a fines de 1994 fueron restituidas a los egipcios todas las reliquias excavadas allí. Con eso Israel estableció un hito mundial, por ser el primer país que actúa en conformidad con la Convención de La Haya. Egipto franqueó para los egiptólogos israelíes el estudio directo de sus antigüedades. Aparte del estrechamiento de las relaciones de investigación personales, no se pueden señalar, lamentablemente, proyectos israelíes en Egipto o egipcios en Israel, ni proyectos de colaboración en alguna excavación conjunta.

A diferencia de la expansión general de los horizontes arqueológicos, que se abrieron después de la guerra de los Seis Días en 1967, se han ido cerrando en los últimos años considerables extensiones territoriales ante nuestros arqueólogos. Primero por la intifada y hoy por el establecimiento de la Autoridad Palestina autónoma. Por otra parte, tras la firma del acuerdo de paz con Jordania se abre para el estudio la margen oriental del río Jordán; esto es de especial importancia en relación con los períodos, las culturas y los fenómenos que tuvieron lugar en la antigüedad a ambos lados de la cuenca del Jordán basta con señalar el "Camino de las Especias" nabateo que, atravesando Petra, cruzaba las montañas del Néguev hasta el antiguo puerto de Gaza, para destacar las nuevas posibilidades que se abren a la investigación arqueológica.

Tal como sucediera en el pasado, los estudios de arqueología volverán a centrarse en regiones específicas. Pero no cabe duda que los arqueólogos israelíes se enfrentaran con profundos cambios y serios desafíos como resultado del nuevo entorno político. [Ariel 99-100 (1995)].

[Índice |España-Israel |Convivencia |Conflicto regional |España-Israel... negocios |Jerusalén 3000 |WWW |Ciencia |Economía]