LA ECONOMÍA DE ISRAEL
EVOLUCIÓN DURANTE 1997
Y PREVISIONES PARA 1998

 

Informe preparado por el Bank Hapoalim, 1998

 

Introducción
Mil novecientos noventa y siete fue un año de acontecimientos económicos contrapuestos. Una evolución particularmente positiva fue el crecimiento de únicamente un 7% del índice de precios al consumo, el más bajo desde 1969 en que se registró un índice del 3,9%. Además, el déficit de cuenta corriente se redujo en unos 2.000 millones de dólares, de 5.300 millones de dólares en 1996 a 3.500 millones de dólares en 1997, un nivel razonable que representa el 3,5% del PIB. Por otra parte, el año se caracterizó por una ralentización considerable del índice de crecimiento del PIB que alcanzó sólo un 2,1% comparado con 4,5% en 1996 y una media anual de 6% durante los años 1992 a 1995. Esta ralentización fue acompañada por un gran crecimiento de la tasa de desempleo que alcanzó un 7,8% en 1997 comparado con 6,7% en 1996.
Esta evolución se vio muy afectada por la política de severa austeridad monetaria, tal y como se refleja en el tipo de interés real medio del 5,3% y del 7% según fuentes del Banco de Israel en 1996 y 1997 respectivamente. La austeridad fiscal también aumentó y resultó en un déficit presupuestario total de sólo un 2,4% del PIB en 1997 comparado con un 3,6% en 1996. Estas tendencias probablemente se intensificarán en 1998. La política de rigurosísima austeridad monetaria y fiscal continuará para mantener la inflación por debajo del 5% a 7% durante el año en curso, con la posibilidad de declarar un objetivo entre el 2% y el 3% para el año 2000.
La política económica del gobierno se basa en la prioridad de reducir la inflación a niveles europeos (actualmente 1% a 2%). De acuerdo con este concepto político, la consecución de este objetivo permitirá alcanzar posteriormente un mayor ritmo de crecimiento. Consideramos que el objetivo de alcanzar niveles de inflación tan bajos conllevará una persistente y severa política de austeridad monetaria y fiscal en los próximos años.
Esto impedirá un crecimiento de la inversión en infraestructuras, y necesitará de un ajuste del tipo de cambio para paliar la apreciación del shekel.
La crisis del lejano oriente tendrá una repercusión enorme en la evolución económica del mundo entero. De acuerdo con la evaluación de la OCDE, esta crisis provocará una reducción de un 1% en el crecimiento de la economía mundial. La economía israelí probablemente sufrirá las mismas consecuencias, o peores aún dado que está muy expuesta al comercio exterior. En efecto, las importaciones y exportaciones representan el 80% del PIB de Israel. Las exportaciones de bienes a Asia, incluyendo los diamantes, alcanzaron los 4.200 millones de dólares en 1997, el 20% del total de exportaciones. Las exportaciones de diamantes a Asia sumaron 2.100 millones de dólares, el 40% del total de exportaciones de diamantes.
Las previsiones económicas para 1998 han sido actualizadas como resultado de una política cada vez más estrepitosa de deflación y de la evolución de la economía mundial. Hoy por hoy se considera que el PIB crecerá un 2% y si la crisis del lejano oriente se hace más severa, la tasa de crecimiento podría ser aún menor.
El desempleo seguirá creciendo en 1998 hasta alcanzar un 8,8% y durante la segunda mitad del año superará el 9%. El consumo privado crecerá un 3% o 0,5% per cápita, poco menos que la tasa de crecimiento del 3,3% de 1997. Las exportaciones de bienes y servicios se verán muy afectadas por la evolución en todo el mundo, y crecerán sólo un 4% comparado con el 7,5% de 1997. Las exportaciones de bienes, los diamantes excluidos, crecerán un 7% comparado con el 12,5% de 1997. Las importaciones probablemente crecerán un modesto 2%. El déficit de cuenta corriente se mantendrá a un nivel de 3.500 millones de dólares y la deuda externa neta se mantendrá alrededor de los 20.000 millones de dólares, o un 20% del PIB, lo cual es bastante moderado.
La tasa de inflación alcanzará probablemente el 7,5% e irá acompañada de un tipo de interés real medio del 6% según fuentes del Banco de Israel. Los precios del capital a largo plazo crecieron considerablemente en 1997, con unos rendimientos de obligaciones del gobierno vinculadas al IPC que alcanzaron el 4,5%. Los elevados precios de los instrumentos a corto plazo y la reducción de la inflación tuvieron una repercusión más decisiva que la reducción de los requisitos de financiación del presupuesto. En 1998, los rendimientos de las obligaciones del gobierno se mantendrán probablemente elevados y posiblemente excederán el nivel que alcanzaron a finales de 1997.

Comercio exterior y balanza de pagos
La severa ralentización de la economía durante el año 1997 se reflejó claramente en la balanza de pagos. Las importaciones de bienes y servicios crecieron únicamente un 2,4% en términos reales. Las exportaciones crecieron un 7,5%, una cifra similar a la de la expansión del comercio mundial. Como resultado y debido al nivel estable de transferencias unilaterales, el déficit de cuenta corriente de 1997 se redujo considerablemente a 3.500 millones de dólares comparado con los 5.400 millones de dólares en 1996. La deuda externa neta en 1997 parece haberse reducido a aproximadamente 19.500 millones de dólares, comparado con los 20.000 millones de dólares que han prevalecido en los últimos años. La tasa real de crecimiento de las importaciones de bienes y servicios se redujo considerablemente en 1997 a sólo un 2,4% comparado con una media anual de 9,0% desde el principio de la década. Este incremento moderado ha sido el resultado directo de la ralentización de la economía y refleja un decrecimiento real de un 1,0% de las importaciones de bienes, principalmente materias primas y bienes de inversión.
Sin embargo, el rápido crecimiento de las importaciones de servicios prosiguió y sumó un 11,7%, lo cual refleja un crecimiento real de las importaciones de servicios laborales. Dada la previsión de continua ralentización para 1998, las importaciones de bienes y servicios probablemente aumentarán sólo el 2,0% en términos reales durante el año en curso.
Las importaciones de bienes expresadas en dólares, excluidos los buques, aviones y diamantes, en 1997 se redujeron un 4,7% comparado con 1996. Este decrecimiento abarcó todos los componentes de las importaciones: bienes de inversión (-9,5%), materias primas (-3,7%) y bienes de consumo (-1,7%). Esta evolución refleja la adaptación de la producción, la inversión y la bolsa a la ralentización de las actividades económicas. Por otra parte, durante el transcurso del año, las importaciones de bienes crecieron de forma apreciable, y un 15% anual expresado en dólares durante el cuarto trimestre comparado con un decrecimiento anual expresado en dólares del 3,5% en el primer trimestre.
Las exportaciones de bienes y servicios crecieron un 7,5% en términos reales durante el año 1997, comparado con el 5% en 1996 y una media anual de 11,7% durante los años 1992 a 1995. A pesar de la mejora en comparación con 1996, el incremento de las exportaciones durante el año 1997 no excedió la correspondiente expansión del comercio mundial. La razón principal por la que las exportaciones de 1997 no consiguieron aprovechar todas las posibilidades de crecimiento fue el gran decrecimiento del 11,3% de las exportaciones de servicios turísticos que resultó de la incertidumbre que pesaba sobre la situación geopolítica. Teniendo en cuenta el cincuenta aniversario de la creación del Estado de Israel y la celebración del segundo milenio del cristianismo, las posibilidades que se ofrecen al turismo en los próximos años no tienen precedentes. Para aprovechar plenamente el beneficio económico inherente a estas posibilidades, es imprescindible realizar inversiones inmediatas y a gran escala, especialmente en las infraestructuras de las atracciones turísticas del país.
Una evolución positiva en el sector de las exportaciones fue el incremento real elevado del 12,2% de las exportaciones industriales, diamantes excluidos. Este incremento refleja la rápida expansión de las industrias de alta tecnología, fue sustentado en 1997 por las industrias de alta tecnología y por un 2% de mejora en el comercio de Israel.
Las exportaciones de bienes al sudeste asiático alcanzaron los 2.500 millones de dólares en 1997 y representaron el 11% del total de exportaciones israelíes.
La mitad de todas las exportaciones al sudeste asiático consistieron en diamantes y la otra mitad consistió en productos de alta tecnología. La repercusión negativa de la crisis regional en las exportaciones al sudeste asiático fue inmediata con una fuerte reducción del dólar del 26% en el último trimestre de 1997 comparado con la media de los tres primeros trimestres del año. Las exportaciones de diamantes se vieron particularmente afectadas y se redujeron un 36%. La crisis económica y las fuertes devaluaciones en estos países dañarán la competitividad de los exportadores israelíes y exacerbarán los efectos adversos de la apreciación del shekel.
La crisis en el sudeste asiático y su repercusión negativa en el crecimiento económico mundial y en la expansión del comercio internacional repercutirán considerablemente en las exportaciones israelíes de bienes y servicios, que probablemente sólo crecerán un 4% en 1998.
El déficit comercial, diamantes excluidos, sumó 8.200 millones de dólares en 1997, una reducción en dólares del 21,4% comparado con 1996. Desglosado por regiones, se observa un excedente comercial considerable (diamantes incluidos) con Estados Unidos que alcanzó los 1.800 millones de dólares. Esto representa 1.400 millones de dólares más que en 1996, y es responsable de la mitad de la mejora del déficit comercial de Israel. El déficit comercial incluyendo los diamantes con la Unión Europea sumó 8.100 millones de dólares en 1997, 800 millones de dólares menos que en 1996. Las transferencias unilaterales a la economía se mantuvieron estables en 7.800 millones de dólares. Como resultado, el déficit de cuenta corriente se redujo enormemente en 1997 a 3.500 millones de dólares aproximadamente. Durante los años 1995 y 1996, se registraron elevados déficit de 4.800 y 5.400 millones de dólares respectivamente (aproximadamente un 4,4% del PIB). La deuda externa neta de Israel parece haberse reducido a unos 19.500 millones de dólares a finales de 1997. El déficit de cuenta corriente se mantendrá probablemente estable en 1998 a 3.500 millones de dólares, mientras que la deuda externa aumentará a 20.000 millones de dólares.

Inversión
La inversión en sectores económicos tiende a adaptarse rápidamente a los cambios en el nivel de actividad económica. Además, la reducción del volumen de inversiones es por sí misma una causa importante de la ralentización de las actividades económicas. Las inversiones alcanzaron un máximo del 25% del PIB en 1996, del que el 16% fueron inversiones no residenciales y el resto inversiones en la construcción. Para sustentar el crecimiento económico es necesario un alto nivel de inversiones.
El empeoramiento de las inversiones era ya aparente durante la segunda mitad de 1996 y se hizo aún más patente en 1997. Para conseguir el objetivo fiscal de un déficit presupuestario total del 2,8% del PIB, las inversiones del gobierno (cuyo nivel se determina de acuerdo con la política económica) no se orientaron hacia la compensación de la reducción de las inversiones en el sector privado. Como resultado del considerable decrecimiento de las actividades en la construcción de viviendas y la reducción de las inversiones no residenciales, las inversiones en activos fijos se redujeron un 6%.

Empleo y salarios
El desempleo se incrementó enormemente en 1997 hasta alcanzar una media de aproximadamente 7,8% comparado con el 6,7% en 1996 debido a la fuerte ralentización de la actividades económicas. Desde 1992 hasta la primera mitad de 1996, un período durante el cual las posibilidades de crecimiento económico fueron plenamente aprovechadas, la tasa de desempleo se redujo de un récord de 11,2% a un 6,5%. En 1998, debido a la creciente ralentización de la economía, el desempleo probablemente volverá a crecer hasta alcanzar un nivel de 8,8%. Dada la envergadura del desempleo en la economía, las soluciones puntuales no son apropiadas. Por lo tanto el problema debe ser declarado como una prioridad económica de gran importancia. El problema debe resolverse aplicando medidas de política macroeconómica destinadas a volver a encauzar la economía por el camino del crecimiento sostenido que conllevará un nuevo decrecimiento de la tasa de desempleo.
La continua erosión de la rentabilidad del sector privado, principalmente la apreciación del tipo de cambio, es la causa principal de la ralentización de la economía y el crecimiento del desempleo. La rigidez del mercado laboral israelí, el elevado número de trabajadores extranjeros y el excepcional incremento real del salario mínimo de un 7,8% en 1997 hacen difícil detener el aumento del desempleo.
Para volver a reducir el desempleo, el gobierno debe adoptar una política económica centrada en el objetivo de alcanzar una tasa de crecimiento en potencia del 5% al 6%. Un incremento de la inversión no relacionada con la vivienda, y especialmente la inversión en infraestructuras serán necesarias para alcanzar este objetivo. Es más, un requisito previo esencial para volver a las tasas de crecimiento económico anteriores y reducir la tasa de desempleo es la mejora del rendimiento de las exportaciones a través de una devaluación correctora del shekel.

El shekel y el euro
Desde que se creó el Estado de Israel hace cincuenta años, la política de tipos de cambio en Israel y en otros lugares se ha caracterizado por un intento de alcanzar dos objetivos contrapuestos: el primero es aumentar la competitividad del sector de los negociables manteniendo un tipo de cambio real e incluso una depreciación real. El segundo objetivo es respaldar el proceso de estabilización y deflación evitando grandes devaluaciones.
Durante los años 1948 a 1975, se mantuvo un régimen de paridad fija con grandes devaluaciones realizadas a intervalos largos de tiempo. Los años 1975 a 1985 fueron un período de "devaluaciones galopantes" frente al dólar. Durante los años 1977 a 1985 se aplicó la "flotación sucia". En julio de 1985, se adoptó un tipo de cambio fijo nominal frente al dólar como elemento principal del programa de estabilización económica. En agosto de 1986 fuimos testigos de la transición al vínculo con la cesta de monedas, que refleja la composición del comercio exterior de Israel.
En enero de 1989, Israel adoptó una política de tipo de cambio similar al SME. El shekel podía moverse dentro de una banda horizontal frente a la cesta de monedas. Como la tasa de inflación en Israel era del 18% mientras que en los países que formaban la cesta era del 4%, el gobierno se veía obligado a devaluar casi cada seis meses desplazando la banda horizontal hacia arriba. Esto dañó la credibilidad del régimen de tipo de cambio y su eficacia.
El régimen de paridad diagonal fue adoptado en diciembre de 1991. Se estableció una pendiente de 9% para reflejar la diferencia entre "la inflación prevista en los países de la cesta y la inflación mínima razonable en Israel". Este régimen de paridad diagonal se caracterizó por primera vez por una declaración clara de objetivos de inflación y depreciación, lo cual hizo que aumentara la transparencia y credibilidad de la política adoptada.
El tipo de cambio de banda diagonal aportó una contribución significativa a los esfuerzos por aprovechar plenamente las posibilidades económicas derivadas del programa de estabilización, de la enorme inmigración, del proceso de paz y de la revolución tecnológica. Las exportaciones aumentaron a un ritmo anual de 12% durante los años 1992 a 1995, comparado con sólo un 1% durante los años 1988 a 1991. El rápido crecimiento anual medio del PIB del 6% fue orientado hacia la exportación, y como tal, representó un crecimiento sostenible. El desempleo se redujo de un récord de 11,2% en 1992 a un 6,7% en 1996.
La gestión actual del régimen de tipo de cambio del Banco de Israel no ha sido óptima. El banco central ha mantenido desde 1994 una política de austeridad monetaria, la banda diagonal ha sido ampliada y su pendiente disminuida, mientras la inflación apenas si se ha reducido desde 1992. El resultado ha sido una afluencia hacia Israel de moneda extranjera a gran escala, en parte derivada de los grandes diferenciales entre los elevados tipos de interés del shekel y el bajo rendimiento de los activos de moneda extranjera expresados en shekel.