Yom Hazikarón 5758

Palabras del Embajador
en el día del recuerdo
de los caídos por Israel

Ehud Gol
Embajador de Israel

Madrid, 28 de abril de 1998

 

Una vez más, como cada año, nos reunimos 24 horas antes de las celebraciones del Día de la Independencia para evocar y recordar el elevado precio que han pagado nuestros mejores hijos e hijas con sus vidas en las guerras a las que se ha enfrentado Israel, y cuyo sacrificio nos ha permitido llegar hasta aquí.
50 años son un período corto en la historia de un pueblo. Sin embargo, no creo que haya otro pueblo cuya independencia haya estado tan repleta de avatares y acontecimientos como el nuestro desde el 5 de Iyar del año 5708. Cuando vino al mundo mi generación en los albores del nacimiento del Estado de Israel, nuestros padres estaban convencidos de que aquella sería la última guerra. Desgraciadamente hemos tenido que luchar en nada menos que 5 guerras desde entonces, la del Sinaí, la de los Seis Días, la de desgaste, la de Yom Kipur y la del Líbano, y aún no hemos alcanzado la tan anhelada tranquilidad.
A pesar de los años que han transcurrido, sigue siendo patente un hecho: nuestros padres y hermanos vistieron el uniforme militar, nosotros hemos vestido el uniforme militar y ahora también nuestros hijos e hijas llevan armas para defender a nuestro país.
Hemos comenzado un proceso de paz. Sin embargo, también este proceso conlleva dolor y frustración sin que por ello escatimemos esfuerzos, lleva implícitos un peligro y un precio nada despreciables. Hoy rogamos por que el proceso de paz supere todas las incertidumbres, la oposición y el terrorismo, y quizá entonces se conviertan en realidad los sueños de nuestros padres y la próxima generación viva en paz y serenidad.
En 1948 conseguimos convertir en realidad una aspiración de 2000 años y construir otra vez un hogar nacional en la Tierra de Israel. El sacrificio alcanzó el límite de lo soportable, un uno por ciento de la población del joven estado que acababa de nacer. Han pasado 50 años y seguimos viéndonos obligados a enfrentarnos a la pérdida de nuestros seres más queridos y al dolor.
¡Quiera Dios que con el comienzo del segundo jubileo llegue al tercer hogar del pueblo judío el fin de las guerras y del derramamiento de sangre, y que por primera vez en generaciones podamos vivir en paz en nuestra tierra!
Mañana llegará a su fin el Día del Recuerdo por los Caídos y comenzarán las celebraciones del Cincuentenario de la Independencia del Estado de Israel. Para nosotros los judíos siempre van de la mano la aflicción y el regocijo, la tristeza y la emoción, las lágrimas de dolor y las lágrimas de alegría. También mañana, al tiempo que celebremos la Independencia, recordaremos a todos aquellos que han sacrificado su vida para que el Estado de Israel pueda realizar grandes logros.