Yom Haatsmaut 5756

Ehud Gol
Embajador de Israel

Comunidad Israelita de Madrid
23 de abril de 1996

Hermanos, hermanas,

Esta es la primera ocasión en que celebro con vosotros Yom Haatsmaut, el día de la Independencia de Israel. Como todo aniversario, la celebración del día de la Independencia de Israel es una buena oportunidad para hacer balance de los logros de Israel durante el último año, el cuadragésimo-octavo desde el nacimiento del Estado. Durante el último año, los logros económicos, sociales y culturales han sido especialmente significativos, y ha continuado el flujo de inmigrantes de la ex-Unión Soviética, y podemos sentirnos orgullosos de los esfuerzos y del éxito de la estado y de la sociedad para su integración plena. También debo destacar los logros de Israel durante el último en la esfera política y diplomática, y nuestros esfuerzos para garantizar la seguridad de Israel.

Lamentablemente, ya pesar de nuestros esfuerzas y de nuestra inequívoca voluntad de paz, debemos seguir luchando para defender nuestra frontera y nuestra seguridad, ya que nuestros enemigos no han puesto fin a su hostilidad.

A principios de este año conmemorábamos el décimo aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre España e Israel, y podemos sentirnos satisfechos de lo mucho que se han estrechado los vínculos a todos los niveles entre nuestros países, y lo que es más importante, las enormes posibilidades de acercamiento y cooperación que se abren ante nosotros en esta segunda década.

Ahora quiero leerles, como ya es tradicional, el mensaje a las comunidades judías en la diáspora del presidente de Israel, Ezer Weizman, con motivo de Yom Haatsmaut.

En vísperas de shabat, el 5 de iyar de 5708, 14 de mayo de 1948, se declaró el Estado de Israel y se firmó su Declaración de Independencia. En ésta, entre otras cosas, se declara lo siguiente: "El holocausto que recientemente asoló al pueblo judío y durante el cual millones de judíos de Europa fueron masacrados, una vez más ha demostrado claramente la necesidad de independencia y un hogar nacional para el pueblo judío, con el establecimiento de su propio país en Israel, cuyas puertas estarán abiertas a todos los judíos".

Lo que ocurrió después es bien sabido. La idea de "desamparo" fue borrada para siempre de los miles de años de historia del pueblo judío. ¡Nunca más!

El Estado de Israel, que celebra hoy 48 años de existencia, es un país fuerte con muchos logros maravillosos en casi todos los campos. Pocos países en el mundo han logrado tanto en un período tan corto de tiempo. Las Fuerzas de Defensa de Israel son el mejor ejército del mundo. Estas y nuestras demás agencias de seguridad dan al Estado su fuerza, un factor importante para convencer a los más sabios de nuestros enemigos que cesen su enemistad y acepten el camino de la paz.

Pero el camino de la paz verdadera con todos nuestros enemigos es todavía largo y está lleno de peligros. Todavía hay elementos extremistas, carcomidos por odios recalcitrantes, que desean matar judíos sólo por ser judíos. Ellos han elegido no recordar el alto precio que se pagó por la maldad y el crimen cometido hace 48 años. Pero parece que no aprendieron la lección, tal vez porque el fanatismo, la envidia y el odio nublan los sentidos.

Sin embargo, ahora, en estos mismos días, los asesinos y sus simpatizantes están cayendo en cuenta de que hay un límite a la paciencia y que el sufrimiento también será parte de sus vidas. Aquellos que rechazan nuestra oferta de paz han de sentir el largo brazo de las Fuerzas de Defensa de Israel. Aquellos que se ufanaron en Beirut y causaron que los habitantes de Kiriat Shmona entren en los refugios, están ahora buscando resguardo. Aquellos que sostienen que la sangre judía puede ser derramada con impunidad, se olvidan que ese fue el caso, pero no lo será nunca más, porque la nación judía es libre en su propia patria, una nación fuerte que sabe defenderse.

Y, finalmente, durante la semana entre el Día del Recuerdo del Holocausto, el Día del Recuerdo por los Caídos de Israel y Yom Haatsmaut, de nuevo me dirijo a vosotros, hermanos míos de la diáspora, con una llamada de un corazón cálido y lleno de amor y de un país cuyas puertas están abiertas para vosotros: Levantaos y venid a Israel, y las palabras del profeta Isaías se cumplirán para vosotros: "y los redimidos del Señor volverán, y vendrán a Sión con canciones y alegría eterna sobre sus cabezas: ellos tendrán gozo y alegría, y el dolor y los suspiros desaparecerán". Fin del mensaje del Presidente.

Los desafíos para el año que inauguramos, son, una vez más, muy importantes. El próximo mes de mayo celebraremos elecciones, probablemente las más importantes desde la creación del Estado, por los compromisos a lo que habrá de hacer frente el próximo gobierno, tanto en el marco del proceso de paz como en todo lo relacionado con la seguridad.

El futuro que se abre ante Israel es enormemente esperanzador, y juntos, el pueblo israelí y vosotros, nuestros hermanos de fuera, seguiremos trabajando por un Israel fuerte y en paz.