ISRAEL SIEMPRE CULPABLE

Ehud Gol
Embajador de Israel

El País, 23 de febrero de 1998

Israel tiene la culpa de que el mundo esté atacando a Sadam Hussein, el inocente.

Israel tiene la culpa de que el mundo no consiga golpear fuertemente al terrible Sadam Hussein ya que Israel impide la creación de una coalición anti-iraquí.

Israel ha enviado a Monica Lewinsky, agente judía, para que seduzca al Presidente Clinton, y luego hizo estallar el caso para dañar al presidente americano.

¿Citas de una revista humorística? ¿Citas de la revista del partido Baath en Siria? ¿Citas de un panfleto antisemita de la extrema derecha? No. Son ideas, afirmaciones y teorías publicadas en las últimas semanas por el diario El País.

¿Qué tipo de obsesión puede llevar a un periódico serio y responsable a involucrar al estado de Israel en cualquier acontecimiento o crisis que se produzca en el mundo? Me limitaré a exponer algunos hechos que a lo mejor sirven para esclarecer la verdad.

El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, Estados Unidos y otros países están implicados en una crisis con Irak porque su líder dictatorial está amenazando la estabilidad regional y mundial con armas químicas y biológicas que ha fabricado y almacenado con intención de utilizarlas. Israel no es parte de esta crisis, aunque sí que es una posible víctima de un ataque de misiles.

El hecho de que los países árabes no se hayan apuntado esta vez a la coalición contra Sadam Hussein se debe a sus consideraciones a largo plazo, a que ven en Sadam Hussein a una amenaza que seguirá planeando sobre sus cabezas mucho tiempo después de acabarse este conflicto, y a su temor a que les conquiste en el futuro. Las actuales dificultades en el proceso de paz palestino-israelí tienen una influencia más retórica que real sobre estas consideraciones.

En el campo palestino volvemos a ver expresiones del profundo odio que albergan. Los mismos que en 1991 bailaron en los tejados de sus casas al ver caer los misiles Scud sobre Tel Aviv, son los que hoy se manifiestan por las calles incitando a Sadam a destruir Israel. En 1991 no había un proceso de paz. En Israel estaba en el poder el gobierno del Likud de Yitzhak Shamir, un gobierno por cuya imaginación tan siquiera pasó la posibilidad de congelar los asentamientos, de autorizar la creación de una fuerza policial palestina, o incluso la de entablar un diálogo con la OLP. En la actualidad, y a pesar de las dificultades, hay un proceso de paz. El llamamiento a la destrucción de Israel ¿es acaso un testimonio de un deseo verdadero de alcanzar la paz? Lo dudo. Sin embargo, varios periodistas entendidos opinan que ese comportamiento palestino también es culpa de Israel.

El empeño de algunos periodistas españoles en responsabilizar a Israel de cualquier cosa ha producido en las últimas semanas algunos "análisis" y "noticias" ciertamente sorprendentes. Todavía está fresca en mi memoria la crónica de un conocido corresponsal español que citaba "medios comunitarios" que culpaban al "Mossad" del caso Lewinsky, ya que se trata de una joven judía. El periodista ni siquiera se tomó la molestia de contrastar semejante disparate. En la misma página podían leerse citas y declaraciones tomadas de la prensa árabe oficial, y la verdad es que en este caso las diferencias entre Al Jedida y El País se volvían cada vez más difusas. Pocos días más tarde, un conocido comentarista afirmaba en este mismo diario que Israel es el principal beneficiario de que el presidente americano esté ocupado con sus problemas legales. La mayoría de los periódicos y periodistas españoles que se oponen a una operación americana contra Irak acusan con el mismo fervor a Israel de ser responsable de la falta de apoyo internacional a tal operación. Y, con el mismo fervor, se quejan del trato indulgente que recibe Israel.

Es posible que en el futuro haya que estudiar una posible relación entre una cobertura periodística obsesivamente anti-israelí y el hecho de que los sondeos demuestren unas tendencias racistas, antigitanas y antisemitas entre los jóvenes españoles. De la prensa española no cabe sino esperar una mayor responsabilidad y equilibrio en esta crisis y en futuros acontecimientos.