ISRAEL ¿UN DESCONOCIDO?

Ehud Gol
Embajador de Israel

ABC, 26 de enero de 1998.

Desde el inicio de mi carrera diplomática, una de las cuestiones que más me ha sorprendido es lo poco que se sabe de Israel allende nuestras fronteras.

La diversidad, los desafíos y los problemas de la sociedad israelí, los logros económicos, los avances científicos y tecnológicos, el sistema educativo o las tendencias artísticas y literarias se desconocen casi por completo. Esto resulta enormemente paradójico ya que, posiblemente, sobre ningún otro país se publican tantas noticias, editoriales y artículos de opinión. Sin duda, Israel detenta el dudoso honor de ser el país al que se le dedica más espacio informativo por habitante. También es uno de los países con más corresponsales de prensa extranjeros acreditados.

Pero todo este enorme caudal informativo que puede leerse, verse y oírse en los medios de comunicación de todo el mundo está centrado casi exclusivamente en el conflicto árabe-israelí. La preocupación casi obsesiva de los medios de comunicación con todo lo relacionado con este conflicto (y en los últimos años con el proceso de paz) y el hecho de que Israel sea una sociedad democrática y abierta a los medios de comunicación, han convertido al conflicto árabe-israelí en el más —aunque no necesariamente el mejor— cubierto. Por otra parte, los analistas y corresponsales de no pocos medios de comunicación mantiene una postura parcial y poco objetiva del estado de Israel.

Israel conmemora este año el 50 aniversario de la independencia (14 de mayo de 1948). A pesar de las guerras, del terrorismo y de las dificultades para alcanzar la paz con nuestros vecinos, los israelíes vemos con satisfacción y, por qué no decirlo, con cierto orgullo, los logros de nuestro país en pocos pero intensos años transcurridos desde el 48.

La conmemoración del medio siglo de la independencia de Israel es una buena oportunidad para reflexionar sobre el porqué del desconocimiento y el desinterés por los aspectos no políticos de Israel. En el caso de España esto resulta especialmente doloroso, no sólo por los importantes vínculos históricos del pasado que nos unen, sino también y fundamentalmente por las enormes perspectivas que podría tener el ahondamiento de nuestras relaciones culturales, científicas, económicas, turísticas y humanas, tanto a nivel bilateral como en el marco de nuestro mar común.

Aprovechando la efeméride del cincuentenario de la independencia, quiero animar desde estas páginas a los medios de comunicación españoles a abordar otros aspectos del Israel de nuestros días, a acecarse a la pluralidad, los cambios, las dificultades y los logros cotidianos de nuestra sociedad, para que el público español conozca otras dimensiones de nuestro país que, a punto de cumplir 50 años, sigue siendo un perfecto desconocido.