Un nuevo paso hacia la paz

Ehud Gol
Embajador de Israel

Abc, 30 de septiembre de 1995

Con la firma anteayer del acuerdo interino, el gobierno de Israel y la Autoridad Palestina entran en una nueva etapa en el camino hacia la paz y la reconciliación. Este proceso, a veces largo y doloroso, comenzó en Camp David y se reanudó hace cuatro años en la conferencia de paz de Madrid.

El gobierno de Jerusalén ha emprendido un camino cuya meta es resolver el conflicto palestino-israelí, a partir del profundo deseo de liberarse de su control sobre otro pueblo.

La firma de este nuevo acuerdo ha vuelto a abrir —si es que alguna vez se ha cerrado— el debate interno en Israel sobre las negociaciones con los palestinos. En la sociedad israelí existe un consenso general sobre la necesidad de alcanzar la paz, si bien hay amplios sectores que no están de acuerdo con la forma de las actuales negociaciones con los palestinos. El gobierno de Israel debe hacer frente a una fuerte oposición interna cada vez que se da un paso en las negociaciones con Arafat. Los ciudadanos de Israel, y por lo tanto su gobierno, necesitan el cese de la violencia y del terrorismo para comprobar que las negociaciones en curso conducen a la paz y la estabilidad.

El camino hacia la reconciliación entre israelíes y palestinos quedó abierto cuando la OLP reconoció al estado de Israel y renunció a la violencia como medio para lograr sus objetivos, a la vez que aceptaba la búsqueda de una solución política al conflicto basada en acuerdos encaminados al establecimiento de un autogobierno palestino. Este cambio en la estrategia de la OLP hizo posible el acuerdo de Oslo, firmado en Washington en septiembre de 1993, que abrió las puertas a una solución pacífica, basada en las resoluciones 242 y 338 de la ONU, que se ha ido materializando en el acuerdo Gaza-Jericó primero, que supuso el establecimiento de la Autoridad Palestina autónoma, y la firma anteayer del acuerdo interino por la que la autonomía se extenderá a las ciudades de Cisjordania.

Desde el establecimiento de la Autoridad Palestina puede apreciarse un cambio real en Gaza y en las relaciones generales entre israelíes y palestinos. La Autoridad Palestina gobierna la vida de casi un millón de personas en Gaza y Jericó, con creciente efectividad. El área ha experimentando un desarrollo sin precedentes, y se ha iniciado un cambio social positivo y de largo alcance.

Desde la firma del acuerdo de Oslo el terrorismo palestino ha causado más muertes y más violencia que en ninguna otra época anterior. El recrudecimiento del terrorismo no se debe a los retrasos que ha sufrido la negociación de los acuerdos entre israelíes y palestinos, ya que el objetivo de los terroristas no es acelerar el proceso de paz sino acabar con él. Los ataques terroristas son un obstáculo para la paz, y complican las posibilidades de avanzar en las negociaciones.

La policía y las fuerzas de seguridad de la Autoridad Palestina están luchando contra el terrorismo y actuando contra elementos fundamentalistas violentos en áreas bajo su control. Los resultados de esta política se reflejan en el creciente éxito en la prevención de ataques terroristas, en la confiscación de armas ilegales, etc. El compromiso de la autoridad palestina de luchar contra la violencia integrista puede ser la causa de la aparente voluntad de Hamas de considerar su participación en el nuevo sistema político, con vistas a las elecciones al Consejo Palestino. Desgraciadamente, el terrorismo continúa azotando a Israel con ataques suicidas perpetrados por quienes desean asesinar al proceso de paz. Por primera vez israelíes y palestinos trabajan juntos para erradicar el terrorismo. El proceso de paz y el desarrollo económico que traerá consigo son el mejor, o quizás el único camino para erradicar esta amenaza.

El acuerdo firmado anteayer permitirá la extensión gradual del autogobierno palestino en Cisjordania. Los palestinos podrán desarrollar sus propias instituciones y regir sus destinos sin interferencias de nadie. Con esto quedan abiertas las puertas para la cooperación entre israelíes palestinos en áreas de interés común. El siguiente paso que contempla el acuerdo es el repliegue gradual del ejército israelí de parte de Cisjordania para facilitar la celebración de elecciones libres y democráticas en la autonomía palestina.

La consolidación de la paz y el apoyo de los pueblos de la región a este proceso dependerá en gran medida del desarrollo de la economía palestina. El acuerdo interino dedica un capítulo entero a las relaciones económicas entre Israel y los palestinos. La creación de intereses económicos conjuntos impulsará sin duda la negociación política, y contribuirá a aislar a los enemigos de la paz.

El apoyo económico de la comunidad internacional a la autonomía palestina es fundamental en esta nueva etapa del proceso de paz. Europa, por sus vínculos históricos, políticos y económicos con los países de oriente próximo, está llamada a desempeñar un papel importante en el proceso de paz, no sólo a través de la ayuda económica, sino también a nivel político y diplomático. Desde la conferencia de paz de Madrid, España ha realizado una incansable labor en favor del proceso de paz. Las buenas relaciones de España con los países árabes y el estrechamiento de sus relaciones con Israel, la han convertido en socio importante en el camino hacia la paz. El apoyo europeo —y español en particular— a la cumbre de Amán y la organización de la cumbre Euromediterránea en Barcelona contribuirán a crear nuevos vínculos entre los estados de la región, consolidarán el proceso de paz a través de las relaciones económicas y estrecharán las relaciones entre Europa y los países del próximo oriente.

El conflicto palestino-israelí se considera el núcleo del conflicto árabe israelí, por lo que esperamos que este nuevo paso hacia el autogobierno palestino y hacia la paz abra la puerta hacia nuevos acuerdos con nuestros vecinos. El acuerdo de Oslo hizo posible la firma de la paz con Jordania. El deseo más ferviente del gobierno de Israel es que este nuevo acuerdo inaugure una nueva era de paz y desarrollo para todos los pueblos de la región.

El conflicto, que en el pasado era definido como existencial e insoluble, un conflicto que constantemente amenazaba con encender la llama de otra guerra regional, parece estar hoy a punto de solucionarse, gracias al deseo común de Israel y los palestinos de finalizarlo, sin dejarse derrotar por las dificultades, para dar a las gentes de la región una nueva esperanza y un futuro más brillante.